Las placas del obelisco a Colón
En 1914, el camino que partía de La Sabana hacia Escazú, Santa Ana, Mora y Puriscal, fue declarado carretera nacional, con lo que el tramo que a su vez comunicaba La Sabana con el casco urbano, adquirió más importancia de la que ya tenía tras la instalación del tranvía en 1899. Por eso, en setiembre de 1915, Fernández Guardia con el cónsul español Julio Valencia, en nombre de la comisión organizadora de la Fiesta de la Raza a celebrarse el 12 de octubre, solicitaron a la Municipalidad de San José que se denominase “Paseo Colón” a ese tramo que continuaba la Avenida Central hacia el oeste, partiendo del Asilo Chapuí.
Aceptada la iniciativa, se dispuso que el ingeniero municipal Luis Matamoros realizara un estudio al respecto. El informe brindado, señalaba que el trayecto a bautizarse así debía comprender desde el inicio del Hospital San Juan de Dios en la calle 14, hasta la entrada del Llano de Matarredonda en la calle 42. Así, el Día de la Raza –como se llamaba al 12 de octubre entonces– de 1915, se inauguró el Paseo Colón de San José, con la colocación de la primera piedra de un monumento al navegante. Entonces se mejoró la superficie de la calzada, se le dio continuidad a las aceras y se arborizaron los bordes de la vía. El monumento en cuestión, en cambio, sólo se inauguró realmente diecisiete años después, en un acto solemne realizado el 12 de octubre de 1932, y fue un elegante obelisco de 10 metros de altura construido en concreto armado bajo la dirección del ingeniero Gonzalo Truque Gutiérrez. Este se ubicaba en la intersección del Paseo Colón con la calle 24 -diagonal a la Torre Mercedes de hoy-.
En la parte inferior de esa aguja, se ubicaron cuatro placas de bronce, la principal de las cuales ostenta la imagen del almirante, y dice: “La Municipalidad de San José período 1930-1932 interpreta el sentimiento de los vecinos de la capital, dedicando este paseo como un justo y cordial homenaje a la Madre España y al descubridor de América Cristóbal Colón.” En las placas restantes, se ven en relieve las tres carabelas del primer viaje colombino: la Pinta, la Niña y la Santa María. El modelado de las mismas fue realizado por el artista Rafael Sáenz González, y fueron fundidas en el taller de doña Adela viuda de Jiménez e Hijos en San José.
El obelisco, culminaba una obra urbana que incluía el pavimentado de la calzada de 12 metros de ancho, más una franja de césped arborizada y una amplia acera a ambos lados donde se alternaban poyos para la gente y pérgolas para la enredaderas, así como faroles dobles en el centro de la vía. En 1950, con la eliminación del tranvía, se demolió el obelisco para dar paso a los vehículos en lugar de los paseantes de a pie o del transporte público…
Con la recuperación de aquellas cuatro placas del obelisco y su ubicación en uno de los extremos del histórico Paseo Colón, la actual Municipalidad de San José continúa hoy su sostenido esfuerzo por la recuperación de la memoria social josefina, parte fundamental de la superación material de la ciudad capital de Costa Rica, que es su fin.
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