La iglesia de Copey de Dota
El sitio elegido para practicarla fue el Cerro Las Vueltas, al sureste de Santa María de Dota a unos 300 metros sobre el nivel del mar, y que hoy es parte de la Reserva Forestal de la Zona de Los Santos. Declarado como paraje de interés histórico por eso (N° 23243-C, Gaceta N° 96, 19 de mayo de 1994); dicho paso fue en buena medida el origen de la villa de Copey de Dota, último punto habitado de la zona antes de pasar al Valle del General cuando aún no existía la Carretera Interamericana.
Copey -nombre de un pequeño árbol no maderable de la zona- es hoy la cabecera del distrito 3º del cantón de Dota, y está ubicado a unos siete kilómetros al este de Santa María. Rodeado de montañas con áreas de bosque y potreros, en gran parte de los terrenos aledaños se cosechan moras, aguacates y manzanas; pero lo que distingue sin duda a este pequeño pueblo nuestro, es su pintoresca iglesia.
Construida hacia 1928 con gran esfuerzo de los vecinos del lugar, la ermita es una edificación sencilla de fábrica, que como otras del área es construida con estructura de madera y forro exterior de chapa metálica, con un trabajo interior artesanal en tablilla de madera que cubre los paños y también separa sus tres naves con dos muy logradas arquerías en ese mismo material. Esas y otras características apuntan a clasificarla dentro de esa arquitectura victoriana criolla, tan propia de nuestras áreas rurales.
Así, de clara tipología eclesial, su nave central ostenta al frente una sencilla torreta de campanario de base cuadrangular y cubierta piramidal rematada por un campanil, que posee tres óculos circulares y destaca sobre la cubierta a dos aguas. Posee además un modesto pórtico de arcos rebajados, mientras en el resto del edificio, las puertas y ventanas son de arco de medio punto. Más antiguos, a juzgar por sus materiales rollizos, son dos sencillos cuerpos posteriores que completan el contenedor y cumplen el papel de sacristía y confesionario.
En Copey de Dota, el santo patrono es San Rafael Arcángel, hecho de gran relevancia por una particular tradición. Según el textos bíblico, la hiel y el corazón del pez atrapado por Tobías sirvieron para que su padre recuperará la vista y el no muriera al tomar como esposa a Sara, quien había perdido 7 esposos por un demonio. Aquí, frente a la hermosa imagen del Arcángel y el joven Tobías a su lado, la tradición se resume en que quienes toquen la cola del pez gozaran de un buen matrimonio y quienes toquen su ojo mejoraran su vista.
De ese modo, hasta Copey acuden aún hoy en peregrinación quienes con fe desean uno de esos dones; lo que constituye un intangible legado cultural que complementa al legado construido de la vieja, pequeña y bella iglesia, que por esas razones fue declarada patrimonio histórico arquitectónico (Decreto N° 28296-C, La Gaceta N° 239, 9 de diciembre de 1999).
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