El Puente de Billy
Pero el gato
quiere ser sólo gato
y cada gato es gato
del bigote al rabo.
Paul Verlaine
Yo conocí a Billy: puedo presumir de ello. Era, como pocos gatos han sido desde el Antiguo Egipto, uno de esos felinos que se hacen querer. Y querer, además, en el más estricto sentido, pues Billy sabía romper las barreras del afecto, del restregarse afectuoso y sinuoso por las piernas del comensal aquel a quien Carlos invitara a su casa.
Ah! … por cierto, se me olvidaba mencionar que Billy era el gato de Carlos Tapia, un amigo mío, que de paso y por defecto, es escritor y pintor: pobre de él. Porque yo de quien escribo hoy es de Billy, el gato, el felino pequeño, frágil y cariñoso a quien Carlos en ocasión de su deceso -para algo tenían que servir los pintores en esta ciudad, digo yo- le ha dedicado un delicado mural de rota cerámica en el más emblemático paso elevado de San José: en los bajos del Puente de la Fábrica, como solíamos llamarlo. Ahí Billy, que es gato al fin, alcanzó una dimensión que sus siete vidas no fueron capaces de brindarle; porque ahí el gatito este llegó pleno a la inmortalidad.
Carlos, Tapia como tapiados los muros que acogen el mural, no hizo sino retratarlo y darle una dimensión urbana a su ser gatuno, colorido, juguetón y travieso: de gato al fin, otra vez, el mausoleo. Pues Tapia, gracias a Billy, nos obsequia josefinos en los bajos del Puente de la Fábrica, un mural maravilloso en su ingeniosidad y su diseño, en su conceptualización y su pictórico concepto: no es una pared pintada, es un histórico rincón de la ciudad intervenido por un artista plástico que tenía un motivo.
Ese motivo se llama -porque para mí seguirá viviendo ahí, bajo ese puente irredento- Billy; e insisto: yo lo conocí. Era un gato, un gato extraordinario, el felino de un joven y gran autor literario, el gato de un joven y gran artista plástico a quien también conozco para dicha mía… creo que ya dije su nombre, que si no me equivoco es Carlos Tapia, o el dueño de Billy por más señas, gato a quien dedico grato esta página literaria.
(Fotografías de Andrés Fernández. Foto de Carlos Tapia tomada de: http://www.nacion.com/ln_ee/2006/septiembre/14/aldea827383.html)
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