viernes, 28 de marzo de 2008

La Iglesia de San Rafael de Escazú

Una joya religiosa de arquitectura mestiza

Si bien la definición de San Rafael como distrito tercero del cantón de Escazú, data de por lo menos 1920 -una vez consolidada la separación de Santa Ana como cantón en 1907-, el proceso de perfilarse propiamente como tal, marcado por la construcción del templo local, fue mucho más lento.

De hecho, el deseo de los vecinos del lugar de definir su imagen como distrito, no empezó a concretarse sino con la donación de un terreno que permitiera tal construcción, por parte de doña Josefa Saborío de Flores en 1943. No obstante, por entonces la iglesia que inició sus actividades no era más que un humilde ranchito de hojas levantado al efecto, mientras se iban construyendo las paredes del futuro templo bajo la dirección de don Narciso Montero.

Quico Quirós y el neocolonial
Fue con el paso del tiempo, ya casi terminado el cuerpo de la iglesia hacia 1950, que le fue encargada la realización de su fachada al distinguido arquitecto costarricense Teodorico “Quico” Quirós Alvarado (1897-1977). Este se había formado como tal en Boston en los años diez del siglo pasado, y como era pintor también, una vez aquí inició su carrera profesional y su obra pictórica en forma paralela, ambas de profunda preocupación por lo nuestro.

Precisamente, una de las tendencias arquitectónicas cultivadas por Quico Quirós desde su regresó al país en los años veinte, fue el llamado “neocolonial hispanoamericano”, una corriente perteneciente a la reacción nacionalista que se dio en la primera mitad del siglo XX en la América Hispana. Con ella, se buscaba la revitalización de la cultura de raíz hispánica y criolla de nuestros pueblos, reflexión que en arquitectura llevó entre otras cosas al estudio del patrimonio histórico propio, con el objetivo formal y plástico de recuperar los valores culturales que aquel encarnaba.

En nuestro país esa expresión arquitectónica tuvo mucha fortuna, sobre todo por dos razones: nuestra cercanía cultural con México, centro irradiador de la misma, y la revista Repertorio Americano editada aquí por don Joaquín García Monge, que hizo mucho por difundirla al insistir en la necesidad y el compromiso social de retomar nuestras raíces en el campo artístico.


Ujarras y San Rafael
Por esa razón, y con aquellos ideales nacionalistas en mente, fue Quirós precisamente el primer costarricense en tratar de estudiar de modo sistemático la evolución arquitectónica del país desde la época colonial; fruto de lo cual fue su investigación histórica sobre la vieja parroquia de Ujarrás, de arquitectura barroca, y su trabajó en la consolidación de las ruinas de la misma.

Además, a Ujarrás Quico la pintó numerosas veces, la dibujó con rigor y le estudio sus proporciones constructivas, de modo que al momento de realizar la portada de San Rafael de Escazú, aplicó entonces con todo conocimiento de causa el lenguaje neocolonial hispanoamericano en su variante neobarroca; razón por la que ese templo posee una indudable afinidad plástica y proporcional con aquel templo, en una aprendida lección de su franciscano encanto.

De planta eclesial típica, con una sola nave y presbiterio, más un atrio angosto que le da acceso, es el más tardío ejemplo de aquella tendencia neocolonial de que tengamos noticia, y su emplazamiento en alto sumado a su carencia de orientación canónica -pues mira hacia el norte y no hacia al oeste- unidos al rigor estético descrito, vuelven a este templo una admirable joya religiosa de mestiza arquitectura, siempre apreciable desde el eje vial que une los cantones de Escazú y Santa Ana.

Ubicada frente a la plaza como centro, junto con la escuela de esquema rural y la delegación policial del lugar, esta iglesia constituye en efecto el elemento definidor de la identidad religiosa y cultural del distrito tercero del cantón de Escazú, como quisieron hace casi medio siglo los vecinos que, devotos de San Rafael Arcángel, dispusieron su construcción.