jueves, 23 de febrero de 2012

San José Neoclásico: un recorrido más

Para adentrarse en el ser y en el hacer de la arquitectura neoclásica en nuestro país, les remito al capítulo I de mi libro Un país, tres arquitecturas: Costa Rica, el liberalismo y la aparición de una cultura urbana.

lunes, 20 de febrero de 2012

El Cuartel de Artillería… una anécdota


Dos cuarteles militares tuvo San José: el Principal, frente al costado sureste de la Plaza Principal –luego Parque Central–, donde hoy se encuentra el Teatro Raventós (avenida 2 y calle Central), y el de Artillería, ubicado en la esquina sureste del actual Mercado Central (avenida Central y calle 6).

De ese viejo Cuartel Artillería no se conserva, al parecer al menos, fotografía alguna. No obstante, obra de Adán Montes de Oca, existe un dibujo a lápiz: Plano del Cuartel de Artillería de San José en 1870, reproducido en la obra De Nuestra Historia Patria nº 7 de Rafael Obregón Loría (1970). Montes de Oca, que vivió junto al edificio en mención, en la esquina suroeste de dicha manzana, dejó además otros dibujos de época que son hoy valiosos documentos históricos.

En su dibujo, el autor denomina a la avenida Central como “Calle de la Merced” pues dicha iglesia se encontraba entonces en la esquina suroeste de la actual manzana del Banco Central de Costa Rica. El cuartel, por su parte, luego de construido el Mercado de Abastos en 1880, sería trasladado al solar noreste de la misma manzana del Banco Central (avenida 1 y calle 2).

Durante la segunda administración de Jesús Jiménez, el 27 de abril de 1870, el Cuartel de Artillería fue escenario de uno de los hechos militares capitales de nuestra historia política: el golpe de Estado encabezado por el entonces coronel Tomás Guardia Gutiérrez. En dos carretas cubiertas de guate, se dirigieron los rebeldes al cuartel y en cuanto les abrieron las puertas, salieron de las carretas mientras otros entraban a pie y al ataque, entre ellos el primo segundo de Guardia, Fadrique Gutierrez, después reconocido como uno de los pioneros de la escultura en Costa Rica, con varias e importantes obras en su haber.

Una detallada narración del hecho se encuentra en el libro de Luis Dobles Segreda Fadrique Gutiérrez. Hidalgo extravagante de muchas andanzas, en el capítulo "El bautismo de plomo": El Coronel Alejo Biscoubí [Melou], Comandante de La Artillería, estaba en esos momentos en un sitio que nos excusamos de nombrar, pero que daba al patio principal, donde había una escuadrilla de cinco cañones, dos de ellos listos para disparar. Abrochándose los pantalones y asegurándose los tirantes, Biscoubí se lanzó en dirección de los cañoncillos. Pero la serenidad de Fadrique Gutiérrez, y su magnífica puntería, hicieron blanco en él, con tal destreza, que murió casi instantáneamente. Sin embargo, al caer a tierra, ya herido de muerte, [Biscoubí] logró disparar su pistola contra su matador y alcanzó a pegarlo en la rodilla izquierda.

Ese balazo dejó a Fadrique Gutiérrez renco para el resto de la vida, pero le proporcionó también todos los beneficios de que ampliamente disfrutó en altas posiciones, aunque le dio también a probar todas las desventuras con que deslealtades y celos lo hicieron blanco. La embestida formidable, por rápida y certera, de aquel grupo de arrojados, fue irresistible y obstinada. Cayeron primero el Coronel Biscoubí, el Comandante de la Guardia y el Oficial de Servicio y, con tan señaladas bajas, la guardia se desmoralizó y dejaron de resistir los cincuenta militares que la formaban, atacados de pánico por la sorpresa y la rapidez de aquellos 24 leones […]. El Coronel Biscoubí fue leal hasta la muerte. Militar de carrera, había asistido como capitán a la guerra de Crimea de 1854 y ya en América se enganchó en la artillería del General Gerardo Barrios en 1863. Fue valiente y abnegado y murió en su ley.

Si el asalto al Cuartel de Artillería fue el más célebre de nuestros golpes de Estado, de la estampa de ese edificio, insisto, no nos quedó sino el plano de Montes de Oca. En ese invaluable documento, sin embargo, no aparecen los "excusados" en que se hallaba Biscouby al momento del ataque, pero su tumba si se encuentra aún en el Cementerio General de San José. Fadrique Gutiérrez, por su parte, anduvo cojo desde ese día y por el resto de su vida, y poco antes de desaparecer el Cuartel de Artillería del asalto aquel, diseñó y construyó en Heredia el famoso Fortín del cuartel local, en 1876.

jueves, 2 de febrero de 2012

Plaza de la Cultura: 30 Aniversario


Diseñado por los arquitectos Edgar Vargas, Jorge Borbón y Jorge Bertheau, el edificio de la Plaza de la Cultura, sede de los Museos del Banco Central de Costa Rica, cumple 30 años de inaugurado. Hito arquitectónico y urbanístico de la ciudad de San José, con él, puede decirse, se cerró el ciclo histórico de la Arquitectura Moderna en Costa Rica.

Entre las actividades programadas a lo largo del presente año para festejar el acontecimiento, está la exhibición en los aparadores ubicados en la Avenida Central, de una serie de fotografías -de época unas y contemporáneas otras-, que acompañadas de textos explicativos a cargo de los arquitectos y especialistas en historia de la arquitectura en Costa Rica, Ileana Vives y Andrés Fernández, ilustran el proceso de concepción, construcción e incidencia en el desarrollo urbano capitalino, de ese auténtico PUNTO DE ENCUENTRO ciudadano.


Partiendo de la esquina suroeste del Mercado Central, sobre la arteria josefina que es la Avenida Central, el viernes 27 de enero de este año, se realizó un recorrido guiado por esa exposición al aire libre y urbano.


Conforme avanzaba el grupo ciudadano, se fue explicando cómo, a lo largo de la antigua Calle Real de la villa de San José, nacieron y se desplazaron los distintos puntos de encuentro con que ha contado la ciudad, y que culminaron en la construcción de la Plaza de la Cultura.


Calle Real primero, Calle del Comercio luego, la Avenida Central fue el escenario de esa caminata por la historia capitalina y la de sus espacios públicos más importantes, antecedentes todos del edificio festejado.


La visita guiada permitió explicar las razones que llevaron a variar el proyecto original, de un edificio de tres pisos con una plaza al frente, a un edificio con tres niveles subterráneos que despejó así la horizontal urbana y abrió la visual al costado norte del Teatro Nacional.


Una vez dentro, los asistentes pudieron admirar el edificio con explicaciones técnicas y estéticas que vinieron a complementar las recibidas durante la visita guiada por la exhibición fotográfica.


Así, la relevancia del edificio inaugurado en 1982, pudo ser apreciado como un todo integral compuesto por la plaza en el exterior, y el único inmueble costarricense diseñado para ser museo en su interior.


Edificio rico en volúmenes y texturas, perspectivas y sensaciones, la visita no podía terminar sin que los asistentes experimentaran su materialidad mediante el tacto: edificio para ser tocado, inmueble para ser vivido, museo vivo en una ciudad que, a partir de su construcción, empezó a revivir… hace 30 años.